miércoles, 13 de noviembre de 2013

CUARTO PERIODO (DAVID Y SALOMÓN)

La Monarquía Unida
1000–922 a.C.

A principios del último milenio antes de Jesucristo la situación en el Cercano Oriente cambió radicalmente porque ya los grandes imperios de la antigüedad eran cosa del pasado. En Egipto estamos en el Tercer Período Intermedio con la dinastía XXI, cuando el poder de los faraones declinó por completo y los sacerdotes resultaron ser los verdaderos gobernantes. En Mesopotamia tenemos una sucesión de reyes relativamente débiles hasta que, a principios del siglo IX el Imperio Asirio conquistó el norte de Siria y comenzó a moverse rumbo al sur. Y el Asia Menor, centro unos siglos antes del poderoso Imperio Hitita, ahora está enfrascada con la invasión y colonización de los pueblos indo-europeos: dorios, jonios y eolios. Como resultado de todo ello los pueblos menores del suroeste del Creciente Fértil no tienen que preocuparse por las potencias internacionales sino solamente por sus vecinos inmediatos. Fue en esta situación que David y Salomón pudieron crear un pequeño pero poderoso imperio.
David (1000–961)
1 S 16:1
1 R 2:11
1 Cr 11:1
29:30
Las historias de David ocupan una buena parte del Antiguo Testamento. En la Historia Deuteronómica (Josué, Jueces, Samuel y Reyes), escrita durante la Reforma de Josías (ca. 621 a.C), David tiene 42 capítulos, y en la Historia del Cronista (Crónicas y Esdras/Nehemías) escrita durante el Período Persa (unos dos siglos después) tiene 19 capítulos
David era hijo de Isaí, vecino de Belén, el menor de ocho hermanos. Las primeras referencias a él ocurren durante el reinado de Saúl, cuando Samuel lo ungió en secreto como rey de Israel (1 S 16:1–13). La Biblia cuenta dos tradiciones distintas de cómo pasó a ser ayudante de Saúl. Una se basa en su don como músico (1 S 16:14–23); la otra en su habilidad militar cuando mató al gigante filisteo, Goliat (1 S 17:1–58).
El cronista soluciona el problema diciendo que Elhanán mató a Lahmi, el hermano de Goliat. (l Cr 20:5)
La independencia de las dos tradiciones es evidente cuando se ve que, en la historia de Goliat, ni Saúl ni Abner conocen a David. Además, en 2 S 21:19 se dice que fue Elhanán quien mató a Goliat.
Al regresar Saúl y David a la ciudad las mujeres los recibieron con un canto en el que celebraban a David como superior a Saúl (1 S 18:6–9). Además Jonatán, el hijo mayor de Saúl, se hizo amigo íntimo de David (1 S 18:1–5; 20:1–42), y su hija Mical y David se enamoraron, y David la ganó al precio de cien prepucios de filisteos (1 S 18:20–30). Todo esto encendió la ira y el celo de Saúl al punto que dos veces trató de matar a David. David huyó de Saúl y se refugió en el bosque de Haret junto con sus seguidores. Sometido a constantes persecuciones, David tiene dos veces la oportunidad de matar a Saúl, pero las dos veces David le perdona la vida (1 S 22–26).
David decidió irse a donde los filisteos y entró al servicio del rey Aquis de Gat como mercenario, con su ejército de 600 hombres. El rey filisteo le dio a David la ciudad de Siclag (1 S 27:1–28:2). Cuando llegó la batalla del monte Gilboa los otros cuatro reyes de los filisteos se negaron a permitir que David y sus mercenarios fuesen parte de su ejército (1 S 29:1–11). Al enterarse de la muerte de Saúl y Jonatán David irrumpió en su hermoso Lamento (2 S 1:19–27).
Cuando Saúl murió David fue a Hebrón y allí, posiblemente en el antiguo santuario de Mamre, fue proclamado rey de Judá (2 S 2:1–4). Desde allí gobernó por siete años y medio sobre Judá mientras que a Israel lo gobernaba Is-boset, hijo de Saúl. Entre ambos reinos había pugna constante (2 S 2:8–4:12) Por fin, a la muerte de Is-boset, las tribus de Israel vinieron a Hebrón y proclamaron a David rey de Israel (2 S 5:1–5).
Así comenzó el Reino Unido. Pero David tomó medidas importantes para consolidar su posición. En primer lugar hizo arreglos con Abner, el jefe de los ejércitos de Israel, para recobrar a su ex-esposa Mical. El matrimonio de la hija de Saúl con David había sido anulado y ella tenía un nuevo esposo, pero la intención de David era tener hijos de ella que fuesen de la genealogía de Saúl para así consolidar su trono (2 S 3:12–21). En segundo lugar David conquistó la ciudad de Jerusalén con su ejército personal que le había servido desde que se escapó de Saúl. El uso de esa tropa significó que la ciudad conquistada no pertenecía a ninguna tribu sino que era «la Ciudad de David». Situada precisamente en la frontera entre Israel y Judá, Jerusalén quedaba en una situación idónea para gobernar ambos reinos (2 S 5:6–10). Por último, trajo el Arca del pacto a Jerusalén para consolidar la importancia de su nueva capital al hacerla el centro de la devoción religiosa a Yavé (2 S 6:1–23)
David emprendió una serie de campañas militares en las que puso fin a las amenazas de Filistia y conquistó los reinos de Edom, Moab, Amón y Siria creando, de hecho, un pequeño pero poderoso imperio. Desde el Mar Mediterráneo hasta el Desierto de Arabia, y desde el Golfo de Aqaba hasta Kadesh, al norte de Damasco, todo pertenecía a David (2 S 8:1–10:19). Pero a pesar de todo ello el Reino Unido es en realidad dos reinos: Judá e Israel.
Casi terminadas sus campañas de conquista David incurre en una falta tan grave por la que sufrió después terribles consecuencias. El adulterio con Betsabé, la esposa de Urías el heteo, y la muerte de Urías para que David pudiese tomar su mujer fueron condenados por Dios a través de Natán, el profeta. De esa relación nació un niño que murió. Tiempo después les nació otro hijo, Salomón (2 S 11:1–12:24).
En lo sucesivo una crisis sigue a otra crisis, una calamidad sigue a la otra. La hija de David, Tamar, fue violada por su medio hermano, Amnón. El hermano de Tamar, Absalón, mató a Amnón y encabezó una rebelión contra su padre David. Eventualmente Absalón fue muerto por Joab para sufrimiento de David: «¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!» (2 S 13:1–18:33). David regresó a Jerusalén y otra vez unificó la nación (2 S 19:1–20:22).
Cuando David era ya muy viejo, uno de sus hijos, Adonías, hijo de su concubina Haguit, se rebeló y usurpó el trono. El profeta Natán y Betsabé conspiraron en contra de Adonías y lograron que David proclamase rey a su hijo Salomón poco antes de morir (1 R 1:1–2:11).
Salomón (961–922)
1 R 1:1
11:43
1 Cr 28:1
2 Cr 9:31
Cuando Salomón ascendió al trono lo primero que hizo fue consolidar su poder eliminando a todos los que habían apoyado a Adonías, su hermano mayor, como el próximo rey de Israel. Mandó a matar a Adonías su hermano, a Joab, a pesar de que estaba asido de los cuernos del altar, y a Simei. A Abiatar, quien era descendiente de Elí y fue el sacerdote que sirvió a David, lo desterró al pueblo de Anatot (2:13–46).
Durante su reinado Israel prosperó abundantemente. Como que su reino se extendía desde el Mediterráneo hasta el Desierto de Arabia, Salomón controlaba el «Camino del Mar», el «Camino Real», y el «Camino de la Sierra», todas las rutas que comunicaban a Europa, Africa y Asia.
Salomón organizó la administración de su gobierno en una manera mucho más compleja que en tiempos de David. Dividió a Israel en doce distritos, cada uno de los cuales tenía la responsabilidad de pagar impuestos y de abastecer por un mes de cada año todas las necesidades del palacio real.. De este sistema tributario se eximió a Judá (4:7–17). Además hizo toda suerte de arreglos y pactos comerciales con otros pueblos. Con Hiram, rey de Tiro, en Fenicia, hizo arreglos para construir su palacio y el Templo de Jerusalén puesto que los fenicios tenían una ingeniería y arquitedtura muy superior a los israelitas. De Fenicia se importaron los técnicos y especialistas, pero Salomón impuso trabajos forzados a los israelitas para las labores de construcción. (5:1–18). En la Biblia se enfatizan los detalles de la construcción y detalles del Templo de Jerusalén debido a la importancia que adquirió tiempo después. Pero cuando se construyó el templo éste era, en realidad, la capilla del palacio real (6:1–7:22). El Templo de Jerusalén fue construído siguiendo el diseño típico de los templos cananeos y fenicios.
Salomón también hizo con Hiram arreglos para establecer una flota naval en Ezión-geber, en el Golfo de Aqaba que se dedicó al tráfico por el Mar Rojo y posiblemente hacia el Océano Índico mediante contactos con el reino de Sabá, en la Península de Arabia (9:26–28).
A pesar de la prosperidad y de la famosa sabiduría de Salomón, este rey cometió grandes errores que provocaron la desintegración del Reino Unido. La distinción entre Israel y Judá, con la exención de impuestos y de trabajos forzados para los de Judá creó una animosidad entre los dos reinos. Su enorme harén con 700 mujeres y 300 concubinas a las cuales permitió que adorasen a sus dioses extranjeros en Jerusalén creó problemas con los devotos al Dios de Israel (11:1–13). Por ello el profeta Ahías anunció a Jeroboam, uno de los gobernadores de Salomón, que él era llamado por Dios para darle la independencia a Israel del reino de Judá. Al saberlo Salomón trató de matar a Jeroboam pero este se asiló en Egipto hasta la muerte de Salomón (11:29–43).

González, J. A. (1999). Bosquejo de historia de la Israel: González, Jorge A. (86). Decatur, GA: Asociación para la Educación Teológica Hispana.

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